viernes, enero 12, 2018

Banana Yoshimoto: Japón no está tan lejos

Nota publicada en el portal de la librería Escaramuza el 11 de enero de 2018: http://bit.ly/2D8beOp



Quizá la mayoría de nosotros nunca visitemos Japón, y, sin embargo, hay autores que alimentan nuestros deseos de viajar por sus versiones posmodernas y for exportde tierras niponas, provocándonos ensoñaciones y nostalgia por lugares que nunca hemos visto. Es el caso de Banana Yoshimoto (Tokio, 1964) autora que, pese a ciertas similitudes, sería injusto colocar a la sombra de Haruki Murakami. Lo que los une, sí, es que son dos de los escritores contemporáneos más populares dentro y fuera del archipiélago.
La cuenta de Instagram de Yoshimoto muestra fotos de platos orientales tan extraños, coloridos y frugales como su prosa. Desde la aparición de Kitchen (1988) primera novela editada cuando tenía veintitrés años, su obra ha dejado entrever un particular interés por la comida: «Estoy interesada en los sentimientos que las personas tienen cuando preparan un plato», dijo. «Cuando comen, los personajes pierden el estado de extrema tensión, se relajan y adquieren de repente el toque humano. Es muy importante describir ese momento y atrapar su humanidad.»
Pero Kitchen es mucho más que un libro que habla sobre comida. Es una gran novela de iniciación cuyo éxito radica en que nos muestra una generación alejada de la tradición; es un viaje intimista y contemporáneo de la mano de jóvenes angustiados que buscan superar el dolor de la pérdida: un Japón a la medida de los lectores occidentales.
Yoshimoto se crio en un ambiente más libre que el de la mayoría de los niños japoneses. Su padre Takaaki fue un intelectual y líder del movimiento estudiantil a fines de los sesenta, su madre Kazuco era poeta y su hermana Haruno Yoiko es una reconocida dibujante de manga. En la Universidad de Nihon, en Tokio, decidió comenzar a escribir bajo el seudónimo de Banana (su nombre real es Mahoko) gracias a su amor por la flor del plátano, la que considera «adorable y andrógina». Kitchen recibió algunos de los premios literarios más importantes de Japón, pero no fue hasta comienzos de los noventa, cuando se tradujo a varios idiomas, que su popularidad se extendió por todo el mundo.
Luego vinieron más de una docena de novelas, ensayos y libros de relatos como El lagoRecuerdos de un callejón sin salidaAmritaLagartijaTsugumi, y el celebrado libro de cuentos Sueño profundo (todos editados por Tusquets). El mundo que nos retrata Yoshimoto está lejos de la tecnología enajenante y la Tokio superpoblada. La vida transcurre en una realidad particular, a veces delirante, densa y extraña como un sueño de verano. Sus personajes rara vez salen a la calle, pero hablan con fantasmas, duermen, reflexionan y se despabilan con la pasión por la comida. El mundo interior de los personajes es mucho más rico que el entorno, y sus cavilaciones nos enfrentan a dilemas universales: «Mis novelas y mis ensayos tratan sobre preocupaciones que la gente prefiere evitar o no pensar demasiado. Creo que yo recojo aquel sentimiento abandonado que alguna persona ha evitado afrontar porque le resulta muy duro».
Pero sus textos no son tristes o pesimistas. O en parte sí, pero no solamente. A través de una escritura poética, bella y despojada, la autora sabe cuidar a sus personajes. Hay bocanadas de aire fresco, hay delicadeza, florecimiento y contemplación; una fuerza inexplicable que, pese a los conflictos de la vida, los saca a la superficie.


Muriel Spark: el secreto escocés mejor guardado

Nota publicada en el portal de la librería Escaramuza el 11 de diciembre de 2017: http://bit.ly/2FtHDgZ


Cuando en 1957 Muriel Spark publicó The Comforters, su primera novela, era una mujer de 39 años con una existencia llena de penurias económicas, dolencias físicas y crisis emocionales. Pero a partir de ahí, y durante dos décadas, editó casi una novela al año, además de cuentos, obras de teatro y ensayos, y no le llevó demasiado tiempo convertirse en una de las escritoras británicas más singulares y estimadas del siglo XX.
Hija de un ingeniero judío y una profesora de música presbiteriana, Muriel Camberg nació en Edimburgo en 1918. Desde muy temprano tuvo interés por la literatura, y a los catorce años ganó una competencia de poesía que conmemoraba el centenario de la muerte de Walter Scott. Siendo muy joven se inscribió en un curso de escritura en el Heriot Watt College de Edimburgo, pero no fue a la universidad, en parte porque sus padres no podían pagarla y en parte porque, según ella, «muchas chicas que estudiaban en la Universidad de Edimburgo eran bastante aburridas y serias, sin estilo o encanto».
En 1937 se casó con Sidney Spark, un profesor con el cual se mudó a Rodesia. Allí nació su hijo Robin, y pronto descubrió que su esposo sufría de profundas depresiones y era tendiente a tener fuertes ataques de ira. Regresó sola a Londres en 1944, donde trabajó en la Oficina de Inteligencia redactando mensajes para confundir a las tropas alemanas. Ahorraba dinero para traer de regreso a su hijo, a quien dejó en cuidado de sus abuelos en Edimburgo, y vivió en un hogar para señoritas londinense que luego le serviría de inspiración para su aclamada novela  The Prime of Miss Jean Brodie (1961), llevada al cine y al teatro.
Los problemas económicos continuaron luego de la guerra, pero fueron aliviados gracias a su amigo Graham Greene, quien la apoyó con una mensualidad de veinte libras para que continuara escribiendo. Su suerte cambió en 1950 cuando ganó un prestigioso concurso de cuentos en The Observer, y un año más tarde publicó una biografía de Mary Shelley que se convertiría en un abordaje fundamental de la autora de Frankenstein. En 1954, mientras atravesaba una especie de crisis existencial, decidió convertirse al catolicismo, hecho que tensó la relación con su hijo, con quien apenas tuvo contacto durante el resto de su vida. Ese mismo año, y luego de un tiempo viviendo en Nueva York, se mudó a Roma y luego a Civitella della Chiana, un pequeño pueblo en la Toscana donde vivió hasta su muerte en 2006. En 1992 recibió el Premio T. S. Eliot; en 1993, el título de dama del Imperio británico y, en 1997, el Premio de Literatura Británica.
La literatura de Spark evade cualquier convencionalismo, es difícil de encasillar y, quizá, es ahí donde reside su fortaleza: irónica, elegante, mordaz, reflexiva y divertida, su legado son libros que se mantienen vigorosos y llenos de encanto. La autora recurre a sus propias experiencias de vida y las manipula a su antojo con una mirada personalísima. La levedad o lo breve de sus textos no la hacen trivial ni impiden que desmenuce con agudeza y pluma innovadora temas como la creación literaria, la religión, la muerte, el poder o las miserias humanas.
En español se pueden disfrutar varias de sus obras gracias a las editoriales La Bestia Equilátera e Impedimenta, que en los últimos años han rescatado título como Robinson, Muy lejos de Kensington, La intromisión, Los encubridores, Memento Mori, Las señoritas de escasos medios y Los solteros.